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martes, 15 de diciembre de 2015

Prestigiosos juristas…*

Ricardo Lorenzetti


Horacio Rosatti y Carlos Fernando Rosenkrantz



Dicen los diccionarios sobre el significado de prestigio



Las primeras dos acepciones definen el concepto implícito en la palabra “prestigio” como la “pública estima de alguien o de algo, fruto de su mérito”, y el “ascendiente, [la] influencia, [y la] autoridad” que se tiene sobre la sociedad o algún estamento de ésta. Como de poco uso –agregamos nosotros que hasta ahora– están las acepciones tercera y cuarta: “fascinación que se atribuye a la magia o es causada por medio de un sortilegio”, y “engaño, ilusión o apariencia con que los prestigiadores emboban y embaucan al pueblo”.



La tercera, la que alude a magia o sortilegios, la descartamos por no científica. La cuarta ha adquirido gran validez en estas horas que transcurren en Suramérica, y bien podría así ser considerada la principal acepción de la palabra. Wikipedia nos auxilia en esta afirmación, cuando en ella se dice: “Existen diferentes acepciones relacionadas aunque su uso no está libre de inconsistencias. Cada acepción se aplica dependiendo del contexto histórico y de la persona que utiliza la palabra”.



Monumento o lápida



Por 1983 participamos junto a amigas y amigos de la edición del “Boletín” de una sociedad vecinal del barrio suburbano donde vivíamos entonces, componiendo los originales para luego multicopiarlos con textos mecanografiados con una portátil, ilustraciones y títulos dibujados con tinta china o armados con letras recortadas de otras publicaciones y pegadas con cola, o también “transferidas” desde unas entonces existentes plantillas “Letraset” sobre las que se ejercía presión con una punta roma de plástico o madera. Por aquella época también habían aparecido los primeros “cutters” o, en castilla, trinchetas de hoja descartable, permitían cortes en el papel más precisos que los de tijera.



Viene a cuento lo del Boletín porque un tío de un muy joven vecino, Guillermo, nos dio una mano con textos “escritos” por Minguito Tinguitella, personaje de la radio y la televisión de entonces que protagonizaba el actor Juan Carlos Altavista. El tío de Guillermo era el autor de los guiones para el trabajo de Altavista en radio. El personaje Tinguitella era un periodista “de opinión”, un “columnista”, y en uno de los primeros números de nuestro boletín de barrio sentenció alertando a los jerarcas municipales, en un estilo muy César Bruto, algo que sólo cito de memoria: “desdesta colunna quiero desir alasautoridades que tantpodemos levantarle un monumento como ponerles la lápida”.



Ansina es… y más aún cuando los “jerarcas” facilitan tan alegremente información precisa.



*Nota principalísima



Ricardo Lorenzetti, quien dice ser Presidente de la llamada Corte Suprema de Justicia argentina, consultado por periodistas hoy, 15 de diciembre de 2015, a solamente cinco días de la asunción del mandatario Macri (mandatario de quienes lo mandan), manifestó su “beneplácito” por los nombramientos de Horacio Rosatti y Carlos Fernando Rosenkrantz para integrar a su tribunal, pero evitó opinar sobre la decisión de Macri de hacerlo con el decreto 83/2015 obviando el constitucional acuerdo del Senado de la Nación. Lorenzetti calificó a ambos como “juristas de mucho prestigio”.



Para que de los tres en el mundo se tengan presentes sus apellidos, nombres,  rostros y  referencias, todo ello de carácter absolutamente público, se los hace constar ahora una vez más.



Ninguno de los dos “juristas de mucho prestigio” designados sin respeto ni formalidad legal hasta ahora declaró que se abstendrá de cumplir con los encargos por la manifiesta inconstitucionalidad de los mismos.



Interesante es el caso de Carlos Fernando Rosenkrantz, recibido de abogado en la estatal Universidad de Buenos Aires (UBA), con posgrados y un doctorado estadounidense (Yale), quien dicta Teoría del Derecho en la Facultad de Derecho (UBA) y es Rector de la privada Universidad de San Andrés.



Rosenkrantz y Gabriel Bouzat son socios en el Estudio Bouzat, Rosenkrantz y Asociados, constituido en 1990. Gabriel Bouzat en 2009, siempre socio de Rosenkrantz, fue contratado sin licitación previa por el Gobierno de la Provincia de Santa Fe siendo su titular de entonces Hermes Binner, con el objetivo de litigar contra la Nación en el caso de la retención del 15 % a favor de la ANSES (jubilaciones, pensiones y asignaciones especiales en todo el país) de los fondos de coparticipación federal que el ya citado Lorenzetti, junto con el largamente nonagenario colega Fayt retirado por propia voluntad viendo cumplidas sus tareas con la asunción de Macri, y un cortesano más, declararon recientemente inconstitucional en franca irregularidad por funcionar sin el número mínimo de miembros exigido por la ley (cinco, y funcionaron con cuatro).

Bauzat, también, es el abogado patrocinante del multimedios Clarín en su enfrentamiento contra la Ley nacional de Medios que impide los monopolios multimedia.



¿Confirma conmigo querido Eric Hobsbawm, rectificando lo que escribió décadas atrás, que el veinte no es un siglo corto sino largo como bien se anticipó en fundamentar ya en 1930 Enrique Santos Discépolo con su tango “Cambalache”**?  



** Cambalache en Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay es el nombre habitual y popular que se da a los negocios de empeño, trueque o compraventa de mercancías y artículos usados.
 

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