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sábado, 2 de agosto de 2014

“El fin de la Argentina”, y de los pueblos hermanos del mundo





En los medios periodísticos digitales que consultamos los pueblos de Nuestra América una importante agencia comercial de navegación en el internet “cuela” avisos por los que percibe pagos de sus promotores. Para “distribuirlos” previamente “estudia” nuestros intereses y costumbres observándonos.

Ahora, precisamente ahora, a las 20 de este sábado, sonó el teléfono de mi escritorio y una voz femenina me anunció que se trataba de una breve encuesta relacionada con temas de importancia para mi país. Con la característica tonada de aeropuerto la voz me indicó que marcara mi edad, tecleé un siete y un cero y me pidió que volviera a hacerlo –como para corroborar que no se tratara de un error–, lo hice y en pocos segundos lo que escuché fue solamente el tono de discado (no hubo un “disculpe”, ni “gracias”). El “mensaje” oculto en la presumida encuesta sobre temas sin duda políticos no estaba dirigido a mi “target” o “franja etaria”. He intercalado este párrafo, en realidad no previsto, porque el hecho ha sido absolutamente real.

Sigamos. Entre esos avisos comerciales figura uno que se titula “El fin de la Argentina”, y que desde hace varios años viene anunciando una debacle de la que únicamente los argentinos y sus vecinos linderos nos podremos salvar haciendo “inversiones” inmobiliarias…

Lo que en realidad promueven no es una gestoría en la compra y venta de chalés, apartamentos u otros complejos edilicios, ni tampoco –como también anuncian– asesoramiento experto sobre asuntos económicos y financieros, sino, en primer lugar, dividir y reinar.

El título del aviso sería más fiel si rezara, para darle un acotado marco continental,  sobre “El verdadero fin de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y los demás pueblos caribeños y el portorriqueño”.

Porque lo que en realidad promueven es la derrota de la voluntad popular. Y para ello dividir.

En otra nota de este fin de semana abordaremos juntos el nudo conceptual de la práctica guerrera del establishment  estadounidense y sus asociados: si la vida de los pueblos peligra, como en Gaza (la fotografía lo ilustra), con toda su connotación de dolor y tristeza (véanse al hombre y a la niña), lo mejor –para que finalmente esas vidas no peligren– es matarlas en masa (como en Gaza).

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