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miércoles, 2 de enero de 2013

Confusiones persistentes



La actriz China Zorrilla sufrió recientemente en Montevideo un trastorno de salud que las crónicas identificaron como respiratorio, pero luego ubicaron en el sistema digestivo y más tarde fue confirmada en el aparato respiratorio. La atención médica de Zorrilla fue en un reconocido establecimiento privado, el cual promediando la difusión periodística la desmintió. ¿En qué quedamos? ¿Cómo se lee y entiende? 

La argentina Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), que preside el diputado nacional (en uso de licencia) Martín Sabbatella, en su sitio en Internet http://www.afsca.gob.ar/ antepone el artículo masculino el a su sigla. Escribe “el Afsca”, o “del Afsca”. La nota en el diario Página/12 de hoy, 2 de enero de 2013, “Sabbatella: «El Grupo Clarín sabe que la ley es constitucional»”, persiste en el error: escribe “el Afsca”, es decir, ¡“el Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual”! 

En 1976, en Argentina, pocos días después del 24 de marzo de aquel año, personal militar secuestró, se presume que torturó y luego desapareció a los investigadores científicos Marta Sierra, Carlos Costa Rodríguez, Gustavo Giombini Moser y María José Rapela de Magnone que se desempeñaban en la estación experimental de Castelar, localidad de la Provincia de Buenos Aires cercana a la ciudad homónima, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

El informativo central de Canal 7, “la televisión pública”, también hoy 2 de enero de 2013, se refirió a aquellos hechos y entrevistó a un hijo de Marta Sierra, Nicolás Prividera, quien aludió a que empresarios y terratenientes vinculados a la Sociedad Rural Argentina (SRA), como Jorge Zorreguieta (padre de Máxima Zorreguieta, probablemente próxima reina consorte de Holanda), quien había integrado la dirección de la referida sociedad antes de ser designado en la Secretaría de Agricultura, organismo superior del que dependía el INTA, por Alfredo Martínez de Hoz, hoy preso, socio de la Sociedad Rural y presidente de la acería ACINDAR con antelación a su desempeño como Ministro de Economía del bien autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, habrían tenido injerencia en aquellos secuestros y desapariciones.

El entrevistador de Canal 7, tras las afirmaciones de Prividera en torno a la investigación judicial que dirige el juez federal Daniel Rafecas como consecuencia de la presentación de familiares de los científicos desaparecidos y que cuentan con el patrocinio del abogado Rodolfo Yanzón, preguntó si ya se sospechaba la complicidad de civiles en los secuestros de 1976, y si esa complicidad podría haberse debido a que las investigaciones técnológicas del INTA molestaban a los terratenientes y capitostes del negocio agropecuario.

Sin ninguna duda estamos en este caso también frente a la persistencia de confusiones.

La dictadura que pretendió y parcialmente logró la “reorganización nacional” no fue un fenómeno principalmente “militar” que necesariamente tuvo el concurso de complicidades civiles, sino que como en el resto del subcontinente fue un fenómeno económico-político global con dirección de la “inteligentzia” del capitalismo concentrado. Los militares, con supina y brutal obsecuencia, fueron sicarios subordinados a aquellos autores intelectuales.

El mini-vocabulario SMS (Short Message System) y las torpezas de escritura y discurso, no ajenos a la que ahora puede parecer lejana o aun ignorada “reorganización” mencionada, perturban la cabal comprensión de la realidad.

Así las cosas toca informar por qué he estado ausente y no actualicé, hasta hoy, esta libreta de apuntes: ha sido principalmente por el cada vez más recurrente aburrimiento producido por las confusiones persistentes. Además, luego de concentrarme durante dos meses en un texto con el que procuré concursar en el certamen “Nueva novela 2012” del diario Página/12, necesariamente debí atender mi oficio de corrector editorial, alternando éste con tareas de carpintería y mecánica. Quizá, pero ya pasó la oportunidad, debería haber reclamado al jurado literario del caso una mención por aproximación: el título de mi relato es No se vieron volver…, y la obra premiada, del bonaerense Omar Lunghi, lleva el de Me verás volver, nombre que, también, en 2008, tuvo una gira musical del grupo de rock Soda Stereo. A Lunghi lo saludo, espero pronto poder leer su texto.

A ustedes, amigos de los más dispares lugares del mundo, también los saludo. Allí donde estén sean siempre intransigentes, y por favor: hablen y canten claro, como José Ramón Cantaliso.

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